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Un emblema de Madrid: la Puerta de Alcalá

Por | 25 January, 2013 | 0 comentarios

Como mudo testigo de la historia de Madrid, este monumento del que nos vamos a ocupar hoy ha contemplado numerosos acontecimientos, algunos de ellos trágico como el asesinato en 1921 de Eduardo Dato, Presidente del Consejo de Ministros.

Además, en 1823 este icono de la Villa y Corte recibió el impacto de varios proyectiles durante la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo de Fernando VII.  Los efectos de las balas aún pueden contemplarse.

Más pistas para que lo adivinen. En cuanto a su arquitectura, su estilo es neoclásico y presenta cinco arcos, tres de ellos de medio punto, los tres principales, y los otros dos adintelados, los exteriores.

Efectivamente se trata de la Puerta de Alcalá, sin lugar a dudas uno de los monumentos más emblemáticos y significativos de Madrid, una verdadera insignia para la ciudad.

En sus orígenes, la Puerta de Alcalá marcaba el límite de la ciudad por el este y servía para entrar o salir de la urbe, siendo lugar de paso de una Cañada Real, utilizada por los rebaños trashumantes de ovejas.

Hoy en día, emplazada en la Plaza de la Independencia, junto al Parque del Retiro y a escasos metros de la Plaza de Cibeles, se ha convertido en un símbolo para los madrileños y simplemente alegra la vista de los cientos de miles de personas que la contemplan a diario.

La construcción de la Puerta de Alcalá tuvo lugar por deseo de Carlos III, que vivía en el palacio del Buen Retiro, a escasa distancia de allí.

El monarca  le encargó el diseño y toda la ejecución de la obra al arquitecto Francesco Sabatini, quien se encargó de sustituir la antigua y deteriorada puerta existente, que estaba compuesta por dos torrecillas.

La construcción comenzó en 1768, y las obras duraron 9 años.

 

 

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